«Empecé a trabajar con 13 años en la fábrica del Sr. Lázaro en Béjar, aprendí a realizar labores de canillera, urdidora, repasadora, y más tarde aprendí a zurcir y despinzar. Luego trabajé en D. Ángel Izar, al lado de la fundición. Tenía una compañera, Teresina, con la que tengo muy buenos recuerdos. Tras muchos años trabajando en Béjar, me fui a Logroño, donde trabajé otros muchos dedicándome a lo mismo. Tengo muy buenos recuerdos, sobre todo porque fueron parte de mi juventud.»